Eduardo con su otro gran amor... el Renault 4,en el Chaltén. |
Eduardo es una de esas personas que lo que hace, lo hace con pasión: nada de medias tintas. Se mete en algo, y es para llegar hasta el máximo.
en sus palabras:
Desde chico siempre me interesó entender el cielo, pero más allá de leer algún libro o revista de divulgación científica, nunca me dediqué a ello hasta que estando en los últimos años de mi carrera de Ingeniería Química comencé a profundizar en el tema.
Ya en 1985, con la próxima llegada del Cometa Halley me acerqué a la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía donde realicé varios cursos. Un día mi mejor amigo me prestó un catalejo antiguo de su padre de casi 1 metro de largo sin soporte, que apoyado en una hamaca de madera pude apuntar al objeto más brillante del cielo en ese momento. Al observar con él al principio sólo vi una mancha ovalada que temblaba, hasta que pude estabilizarlo y enfocarlo bien, y ahí aparecieron los majestuosos anillos de Saturno alrededor del planeta. Era la primera vez que observaba por un telescopio y mi exclamación de asombro hoy resulta irrepetible.
Nebulosa de Orión. Exposición 30 minutos. |
Es un telescopio newtoniano de 150mm de diámetro y 1050mm de distancia focal (f/7) con montura ecuatorial de fundición de aluminio y movimientos finos. Vivía en Buenos Aires en el barrio de Villa Devoto donde la contaminación lumínica no era muy grave y allí comencé a realizar las primeras observaciones.
Compré un par de libros con mapas celestes y en cuanto comencé a identificar los diferentes objetos celestes me di cuento que lo debía compartir con familiares y amigos, y la mejor manera era mediante la fotografía.
Ya suscripto a la revista Astronomy y con un libro de astrofotografía, me animé a inventar la manera de montar la cámara réflex de mi padre, una Zeiss Ikon Contaflex, sobre el tubo del telescopio en configuración piggyback para poder tomar fotos de gran campo con la única lente de 50mm con que contaba, mientras realizaba el seguimiento manualmente girando una rueda plástica que accionaba los movimientos finos.
Cometa Hale-Bopp, en 1997, con 1200 mm. de distancia focal, 1 minuto. |
También inventé un retículo en uno de los oculares pegando dos monofilamentos de nylon en cruz en su parte inferior, para tener centrada la estrella guía. Como los hilos no se veían en la oscuridad recurrí al truco de desenfocar la estrella, y de esa manera poder ver el cruce de hilos que serían mi objetivo de mantener centrado durante el tiempo de exposición. Y así surgieron mis primeras astrofotografías guiadas de pocos minutos del Cometa Halley.
El 150 mm. F/d= 7 artesanal. |
Y así comencé a fotografiar cúmulos abiertos, nebulosas, cúmulos globulares, constelaciones y a aprender los secretos de la astrofotografía. Un día observé en la AAAA que vendían un variador de velocidad para telescopio que me permitiría dejar las contorsiones para poder centrarme en el guiado mientras un motor de lavarropas y un sistema de sinfín corona hacía el “trabajo sucio”.
Evolución del eclipse lunar del 21-1-2000. 21 exposiciones en el mismo cuadro..... |
A fines de 1986 me casé con Patricia que siempre bancó en esta actividad tan solitaria y aburrida para quien no está astrofotografiando, y los cielos de Villa Devoto pasaron a ser los de Barracas, muy contaminados y en un departamento interno con apenas una ventana que dejaba ver 1/100 de cielo. Pocas veces me dieron ganas de subir hasta la terraza semejante peso, y las pocas que lo hice generalmente me encontré con cielos neblinosos o contaminados.
Por suerte cada 15 días viajaba a la casa de mi suegro en un country de General Rodríguez donde los cielos eran espectaculares, y allí los sábados por la noche observaba y a veces fotografiaba un cielo imposible desde la ciudad, donde se veían perfectamente las Nubes de Magallanes. Ya había comprado una cámara Minolta XG-9 con lente normal, pero al poco tiempo conseguí un teleobjetivo de 135mm de una marca desconocida, aunque luego supe que era fabricada por Nikon. En cuanto obtuve las primeras fotos me di cuenta de su excelente calidad ya que no se apreciaba ninguna aberración ni defecto en las estrellas puntuales. Así pude comenzar a fotografiar con más detalle entre otros a las Nebulosa de Orión y Carina, el cúmulo globular Omega Centauri.
El 1992 tuve la oportunidad de hacerme traer de Estados Unidos un telescopio Schmidt Cassegrain con montura ecuatorial de horquilla Celestron Ultima 8” con los accesorios necesarios para poder acoplar la cámara al mismo. No compré uno computarizado GOTO (que ya habían empezado a venderse) por miedo a que no se adapte bien las bases de datos de estrellas a nuestro hemisferio, ya que sin Internet había pocas posibilidades de averiguar los detalles de los equipos.
Con este equipo ya hice el salto de calidad pudiendo tomar fotos en foco primario y proyección, siempre desde las afueras de Buenos Aires.
En San Pedro
Perfeccioné las técnicas de guiado, y con otros accesorios más como un ocular con retículo iluminado, el guiador excéntrico, y el reductor de distancia focal pude realizar tomas de hasta 40 minutos sin problemas de velado del negativo. Como el telescopio se instalaba y desinstalaba continuamente en el pasto del jardín, enterré 3 latas con cemento para hacer una mejor base para el trípode y también compré los amortiguadores de vibración que ayudaron mucho a estabilizar las imágenes, más aún que mi Minolta no contaba con traba de espejo. A veces me llevaba una o dos horas alinear el telescopio en la primera noche, y en la siguiente sin haber movido el equipo, con pequeñas correcciones, podía realizar 1 o 2 tomas de entre 10 y 40 minutos, según el objeto.
No faltaron las anécdotas de cómo arruinar una foto por espantarme un mosquito de la oreja haciendo vibrar todo, o por no avisar a la familia que no se podía prender el foco de 500w hasta nuevo aviso y velarse la única toma larga de la noche en un abrir y cerrar de ojos.
Envié varias fotos a las revistas Astromomy y Sky & Telescope pero nunca me publicaban nada hasta que opté por enviar un objeto invisible para el Hemisferio Norte, el Cúmulo Globular Omega Centauri, tomado en foco primario con 2000 mm de distancia focal y 10 minutos de exposición, siempre con FUJI 400, y en octubre de 1996 la publicaron y me mandaron un cheque por U$S 20, creo que la única vez que el flujo de dinero se invirtió.!!
Omega Centauri - Esta es la imagen premiada y publicada en Sky and Telescope. |
Aprovechando mi horario cortado de trabajo durante el máximo solar de 2001, todos los días al mediodía comencé a realizar fotografías dobles desplazadas del Sol sobre el mismo negativo a través del un filtro solar de Mylar, para poder luego de escanearlas, medir la posición de las manchas solares y su evolución en el tiempo así como la medición de su superficie en partes por millón de superficie solar.
Todo utilizando el Autocad, planillas Excel y un escáner, y una cámara Canos AE-1 prestada por mi hermano que permitía recargar sin mover el rollo. Fue mi primer trabajo científico aplicando la astrofotografía. También comencé a cronometrar ocultaciones de estrella por parte de la Luna colaborando con la sección ocultaciones de la Liada.
Otra fotografía que recuerdo con especial emoción fue el último pasaje de la Estación Espacial rusa MIR por los cielos de San Pedro pocas horas de caer en el Pacífico Sur. |
Finalmente, llegó la era digital!
Habiéndose ya expandido algo el uso de cámaras CCD, y dado que me interesaba incursionar en algún trabajo de cometas y asteroides, decidí comprar una usada de buena calidad, pero antes de ello debía, por recomendación de otros astrofotógrafos), construir un observatorio que me permitiera dejar el telescopio fijo y cambiar la montura por una GOTO para poder encontrar los objetos débiles más rápido y con mayor seguridad.
Desde el jardín, en San Pedro, antes de la construcción del Observatorio "Albert Einstein" |
El observatorio "Albert Einstein" |
Los primeros dos años en Rosario no pude dedicarme mucho a la astrofotografía desde la casa por no contar con una terraza accesible, y los siguientes 4 años en otra casa realicé algunas observaciones limitadas también por no tener un buen campo visual (sólo la mitad sur del cielo) y con una contaminación lumínica que me impedía lograr tomas interesantes. Además del tema de no poder dejar fijo el equipo a veces me sacaba las ganas de alinear cada noche el telescopio para conectar la cámara CCD y su minúsculo chip donde debía encajar el objeto. Ya en esta etapa por suerte con cámara digital que permite correcciones en el momento y retoque digital.
También dediqué gran parte de mis ratos libres a la fotografía tradicional en la Peña Fotográfica Rosarina, y a estudiar Meteorología y disfrutar de mi EMA (Estación Meteorológica Automática) que me permite seguir observando el cielo, también con nubes y tormentas. (ver aquí)
Este año nuevamente me mudé, siempre lejos del centro, pero esta vez con una terraza que permite observar casi todo el cielo y a la espera de la entrega del kit de mi nuevo observatorio (un galpón de chapa cuadrado de 2,3m x 2,3m, origen Australia, al que le deberé modificar el techo a dos aguas para hacerlo rebatible, y agregar algún aislante térmico para el día), que me permitirá tener instalaciones fijas y retomar mi vieja aspiración de poder realizar mediciones astrométricas de asteroides y cometas.
El Celestron con reductor focal y cámara CCD. |
Con mi familia que me acompaña continuamente y con la cámara fotográfica; ayer analógica, hoy digital, mañana quién sabe. Ese invento genial del ser humano, que me permite compartir las maravillas del Universo con todos ustedes, y que no cambiarán nunca, aunque cada vez menos gente se anime a mirar el cielo.
Desde la terraza, en Rosario.... |
Como muchos, comenzó su amor por la astronomía en una época cuando para sacar fotos era necesario practicamente fabricarse su telescopio. La época en que para saber si la foto estaba bien enfocada y guiada, había que esperar a que la revelaran.....
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