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domingo, 29 de diciembre de 2013

Año Nuevo 2014 - Balance

Para el Balance del año, me gusto esto que envió Daniel Checa sobre lo sucedido en 2013...... ahí va:

Balance (típico) y el propósito de un Brindis diferente.



Este año 2013, para los que desde siempre sentimos la fascinación del cielo, ha sido espectacular. Luego de 35 años de exitosa trayectoria, las Voyager transitan ya fuera del Sistema Solar, por el ámbito frio y oscuro del espacio interestelar.


Son el testimonio evidente de la intrepidez humana en su afán de desentrañar los enigmas de nuestro circunstancial hábitat espacial.

Allá vamos, diciendo osadamente”presente” a través de ellas. Saboreando todavía lo vivido al evocar lo mucho que ha rodeado y matizado ese épico sueño convertido en realidad.

Luego, vino lo relativo a Curiosity. Primero los detalles del proyecto hasta la llegada triunfal a Marte y después, todo lo relativo al paseo observacional de investigación (que sigue siendo apasionante). Las muy recientes conclusiones permiten pensar que, tanto los elementos biológicos encontrados como las características del suelo y la atmósfera, harían viable imaginar un descenso tripulado a corto plazo. Digamos con humor que, habida cuenta de nuestra aptitud depredadora y las dificultades de convivencia que experimentamos aquí, la factibilidad de colonizar un planeta vecino, no es poca cosa.

Fotografía tomada el 2-10-2013 por la nave Curiosity, con la "Mars Hand Lens Imager". La nave lleva una moneda de 1 centavo, para calibración de las fotos. Aun cuando la moneda esta pegada vertical en la estructura de la nave, puede verse claramente el polvo marciano acumulado durante mas de 1 año en el planeta rojo. 



Y para cerrar el año, el alunizaje asiático exitoso, con todas sus implicancias geopolíticas que el hecho indudablemente tiene.

Es decir, creo están dadas las condiciones para un brindis diferente. Toda mi vida fue mirando hacia adelante, en la esperanza de un mundo mejor, pero circunscripto a las limitaciones que a nuestra existencia, le imponía nuestro querido, grandioso, hermoso y vapuleado planeta Tierra. Conocí lo que pude de sus maravillas. Siempre con gusto a poco.

Cuando advertí que el 75% de su superficie era agua, me dedique a la náutica deportiva, de vela y motor. Estudié, rendí y tengo las habilitaciones vigentes. Pero lo navegado realmente fue insignificante (muchas más millas náuticas con la imaginación, jajaja). De modo que ahora, tengo claro no necesitar ser astronauta para disfrutar esta aventura pensante de imaginar adentrarnos en los grandes enigmas que desde siempre, acicatean nuestra inteligencia, en búsqueda de respuestas.

Tal vez la espeleología o las profundidades marinas, estén tan lejos de mis posibilidades como la Luna o Marte. Al fin y al cabo, tampoco conozco pinturas rupestres que están ahí nomás, pero brindaré por la ciencia, los científicos y todos aquellos que quitándole horas al descanso, a su familia, a su tiempo libre tantas veces, en la soledad austera de un laboratorio o en la vorágine de un proyecto espacial, nos regalan su dedicación para llegar a ser más viejos felices. Les debemos a ellos el homenaje de nuestra gratitud y la correspondencia en esforzarnos por ser el próximo año, mejores personas.

Robot Chino circulando en la Luna, 2013.
Que el signo diferente del brindis de bienvenida al 2014, sea mirar como siempre hacia adelante, pero además, hacia arriba, con una esperanza nueva en que nuestra incursión cada vez más importante en el espacio extraterrestre, contribuya a la paz y al bienestar de la humanidad. Que la amplitud impactante de esa mirada, hacia nuestra insignificante morada (como dijera Carl Sagan), nos predisponga solidariamente al prójimo.

Siempre me pareció espantoso (y desde luego afectó negativamente mis posibilidades de desarrollo profesional), el hecho innegable que el mundo empresario esté basado en principios darwinianos de subsistencia, por encima de cualquier otra consideración. Tal vez, la economía resultante de la cooperación en materia de investigación, consiga incluso entre oriente y occidente, lo que no pudo lograrse desde lo moral o filosófico.

Ya está, este brindis va por más. En lo personal, además de las intenciones de siempre, me propongo disfrutar el divagar por la inmensidad cósmica entre esos dos infinitos inextricables de lo grande y lo pequeño. Cual criatura diletante, pero desafiante (no arrogante), que humildemente trata de encontrar un sentido a su existencia.

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