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sábado, 26 de abril de 2014

La astronomía hoy

por Daniel Julian Checa
Fenómeno Social y Disparador Cultural

El interés general por la astronomía (lúdica, recreativa, turística y otras tantas formas de denominar lo que trasciende el marco tradicionalmente científico), es un fenómeno social extraordinariamente positivo.

Una de las tantas actividades astronomicas modernas, el Turismo Astronómico.
Se manifiesta a través del crecimiento vertiginoso que experimentan los espacios destinados a divulgación, cursos, blogs y páginas especializadas con foros intercambiando información de todo tipo y nivel. Es constante ver en las redes sociales, valiosas contribuciones de fotos, artículos, videos y notas, realmente apasionantes.

Suele decirse que el cielo nos une y que ante la espectacularidad de observar con atención una noche estrellada, se desvanecen las diferencias artificiales, que a veces, separan a las personas (educación académica formal, sociales, económicas, deportivas, religiosas y otras).

Lo cierto, es que esta particularidad de unir es una realidad y que tal vez sea una de las tantas razones del crecimiento de la actividad.

Claro, estarán también (cuando no), los que especulan económicamente con esto y los amargos de siempre, diciendo que simplemente ocurre que de noche todos los gatos son pardos. En mi opinión, el gran aporte de la oscuridad nocturna (que aumentamos incluso poniéndole celofán rojo a las linternas), es que nos ayuda a no mirar lo superfluo y superficial, sino lo sustancial, focalizando la visión a través de binoculares y telescopios, en esa maravillosa fuente inagotable de preguntas, que gratuita y generosamente se ofrece ante nuestros ojos. Y así, con esa disposición, le hacemos el máximo espacio interior a nuestros sentimientos, dándoles el tiempo necesario para obrar y sacar lo mejor que cada uno tenga para dar.

Para no herir la susceptibilidad de nadie, voy a hablar por mí.

Bien sé que el sentimiento siempre precede al pensamiento, pero en la vorágine habitual diurna, me suelo relacionar con los demás, e incluso conmigo mismo (que es casi lo peor), yendo rápidamente a conectarme con lo que pienso. Craso error. 
Scentio ergo sum. Siento luego existo.
A pesar de la influencia en mi formación del racionalismo de Descartes, hoy cambio su clásico “cogito, ergo sum” (pienso, luego existo), por el mío modificado “siento, luego existo”, sin la menor duda al respecto. Contribuye mejor a la sociedad y más a la felicidad.

En cuanto a la astronomía como disparador cultural, hay para todos los gustos.

Tradicionalmente se analiza la evolución en cuanto a la concepción del Universo, desde la pre-historia, hasta la Cosmología actual. Ese enfoque, cuyo abordaje es de una riqueza extraordinaria, permite seguir el devenir de las ideas fuerza y los descubrimientos a lo largo de siglos de obsesiva interpelación a la naturaleza, acerca de nuestra existencia y nuestro lugar en el mundo. Robándole sus secretos a una realidad a veces tan hostil como inextricable.

El Sol comido por un dragón. Un eclipse solar.
Es desde luego innegable la fascinación que despiertan las obras de Griegos y Egipcios, por decir algo trillado. Pero aquí, en el “barrio”, si uno se detiene a ver el conocimiento que de astronomía manifestaron en sus obras los Mayas por ejemplo, queda pasmado. Y no solo por la precisión en el movimiento de los planetas y eclipses (el lunar del 15 de febrero del 3379 AC, por ejemplo), sino por la cosmovisión general que tenían.

Digamos que generalmente miramos al hemisferio norte, donde tal vez con razón, se busca la relación entre lo astronómico y cultural. Pero convengamos también que aquí nomás, en los Andes centrales de América del Sur, han subsistido suficientes evidencias pre-incaicas, que sorprenden y hablan con elocuencia del mismo fenómeno.

De manera que, dejo lo histórico (recurrente en el hemisferio Norte y menos frecuente en el hemisferio Sur), para hacer hincapié en otro aspecto de la astronomía como disparador cultural, que me parece importante hoy, relacionándolo con el interés de la gente.

Aparece aquí otra característica fundamental que diferencia la astronomía del resto de las ciencias. El amateur, el aficionado, no sólo es bienvenido, sino que suele ser un excelente “auxiliar” del profesional. Ha hecho y continúa haciendo aportes muy valiosos.


En una noche observacional, cuando miramos el brillo de los astros en el cielo, estamos recibiendo información y energía (en forma de luz) del pasado. Podemos hablar de cómo se generó y “viajó” hasta nosotros. Podemos hasta insinuar incluso que representa la pequeña porción frente a la cual, nuestros limitados ojos son sensibles; pero de un “espectro electromagnético” mucho mayor. Y allí la cosa podría comenzar a complicarse técnicamente.

Por lo tanto, es fundamental poder explicar el espectro electromagnético total, sin ecuaciones de Maxwell ni ninguna otra. Se puede hacer y vale como ejemplo de tantos otros temas relacionados con la divulgación seria y responsable. Debemos recordar que el analfabeto actual, no es el que no sabe leer y escribir, sino, el que no tiene los conocimientos mínimos indispensables, para desenvolverse en el mundo en que vive. Y desde luego que cualquiera puede usar un celular, un GPS, un control remoto, un microondas o ir a sacarse una radiografía, sin saber nada del espectro electromagnético.


También puede dedicarse a la astronomía. Pero es diferente cuando ve la posibilidad de acceder sin matemáticas, a la física conceptual. Cuándo entiende el estudio estelar espectroscópico. Cuando comprende que hay astronomía de rayos infrarrojos, de rayos ultravioleta, de rayos X, de rayos gamma y no solamente de telescopios ópticos recibiendo luz en la frecuencia de sus ojos. Y además, que toda esa radiación es la habitual asociada a los electrodomésticos y elementos que habitualmente usa.

Lo básico del “disparador”, es hacer asequible el conocimiento. Si se trata de historia imbricada y compleja, haciéndolo ameno. Si se trata de algo científico, sin matemáticas pero no desvirtuando lo esencial. Y para eso, hay que saber mucho más de lo que se trasmite. De ahí mis prevenciones respecto a la proliferación de estas actividades.

Prevención, que no es lo mismo que cuestionamiento. Ya que en definitiva,si somos sinceros, debemos admitir que son pocos los que tienen el bagaje teórico físico y matemático para hablar con rigurosidad científica sobre estas cosas. La mayoría sólo hacemos aproximaciones cualitativas, que responden a un modelo básicamente descriptivo. Nada más. Así solemos explicar cómo nace, evoluciona y muere una estrella. Pero, . . . , poniéndole garra arrimamos el bochín. Nada más (a no alardear tampoco).

Para terminar, agrego que me queda una gran esperanza. Suele decirse (y lo creo), que amamos lo que conocemos. Este fenómeno de acercamiento astronómico social nos lleva a conocer. Más y mejor.Nuestro Planeta, el Sistema Solar, la Vía Láctea, Otras Galaxias, Cúmulos, Nebulosas, etc. No sólo observamos. Sacamos fotos; las procesamos, publicamos. Buscamos otras mejores de amigos y por supuesto, de satélites y fisgones oficiales espaciales.
Venus, nada agradable planeta segun las utlimas investigaciones.....
Vemos lo que ha pasado con la atmósfera de nuestro vecino Venus, que parecía años atrás, tan físicamente parecido y hoy pinta francamente mal anfitrión. Digamos que, conocer, conocemos cada día mucho más. Pero, . . . ¿Seremos capaces de amar más nuestro sufrido hábitat?.

Mejor que, aún sin amarlo (lo deseable y lo mejor), por la cuenta que nos tiene, tomemos al menos adecuada conciencia de preservarlo. Nuestro Planeta Tierra se lo merece.

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