Su biografía es impresionante, pero tiene algo que muchos consideran único: era un genial físico experimental y teórico al mismo tiempo. En general, los físicos son teóricos o prácticos. Rutherford reunía los dos aspectos.
Sus últimos momentos
Rutherford había llegado a la puerta de urgencias del hospital Evelyn Nursing Home, quejándose de fuertes dolores abdominales.
Muchos de los médicos que trabajaban en este hospital de Cambridge, hubiesen podido afrontar sin problemas esta dolencia.
En principio, el paciente no podría haber estado en mejores manos en ningún otro lugar del planeta esa noche del 14 de octubre de 1937, salvo si eras Ernest Rutherford. Lord Rutherford de Nelson, primer barón Rutherford.
¿Cual era el problema?
En 1937 en el Reino Unido sólo un par podía tocar a otro par: sólo un sir/lord podía tocar el cuerpo de un lord. Y en Cambridge ningún médico era lord; ni siquiera sir.
Los médicos suministraron calmantes generales a Rutherford pero, sin poder inyectarle, podían ser sólo orales y no demasiado fuertes, porque no tenían un diagnóstico. Mientras, el hospital mandó aviso urgente a Londres para que Sir Thomas Peel Dunhill, el cirujano del rey desde 1928, acudiese a Cambridge.
Dunhill llegó poco después del mediodía. Tras examinar al paciente diagnosticó una hernia umbilical estrangulada. Eso significaba que había partes del intestino de Rutherford sin riego sanguíneo en las últimas 20 horas: lo más probable es que parte de ese intestino hubiese muerto por asfixia y hubiese comenzado a pudrirse dentro del cuerpo del lord. Había que operar inmediatamente.
La operación comenzó avanzada la tarde. Al principio hubo bastante optimismo, pero la necrosis había sido mayor de lo esperado lo que, unido al shock que suponía la propia intervención, tuvo consecuencias fatales. El 19 de octubre de 1937, con 66 años, moría prematuramente uno de los científicos más grandes de todos los tiempos.
En cierto modo, murió de éxito.
Esta historia la contó Dudley Herschbach, premio Nobel de química.
Herschbach aparece en este episodio de Los Simpsons haciendo entrega del Nobel al Profesor Frink.
Los médicos suministraron calmantes generales a Rutherford pero, sin poder inyectarle, podían ser sólo orales y no demasiado fuertes, porque no tenían un diagnóstico. Mientras, el hospital mandó aviso urgente a Londres para que Sir Thomas Peel Dunhill, el cirujano del rey desde 1928, acudiese a Cambridge.
Dunhill llegó poco después del mediodía. Tras examinar al paciente diagnosticó una hernia umbilical estrangulada. Eso significaba que había partes del intestino de Rutherford sin riego sanguíneo en las últimas 20 horas: lo más probable es que parte de ese intestino hubiese muerto por asfixia y hubiese comenzado a pudrirse dentro del cuerpo del lord. Había que operar inmediatamente.
La operación comenzó avanzada la tarde. Al principio hubo bastante optimismo, pero la necrosis había sido mayor de lo esperado lo que, unido al shock que suponía la propia intervención, tuvo consecuencias fatales. El 19 de octubre de 1937, con 66 años, moría prematuramente uno de los científicos más grandes de todos los tiempos.
En cierto modo, murió de éxito.
Esta historia la contó Dudley Herschbach, premio Nobel de química.
Foto de Cristina Juesas |
Tiene la misma mirada que vos, Claudio!
ResponderEliminarGracias!!! tal vez resucito en mi!!!!!!!!!!!!!!!!!! Seria un honor, sin dudas!!!
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