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miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿Se puede confiar en el Universo?

Por Alberto Delfino
Observatorio San José
Cien años compartiendo el cielo

Es muy curioso que en el campo de la astronomía el pensar y el observar se desarrollaran en lugares diferentes y en forma totalmente independiente.


El método científico se resuelve básicamente en estos dos momentos concurrentes:

En primer lugar, el pensar, donde se desarrolla una hipótesis o teoría de aquel acontecimiento que requiere una explicación, y

En segundo lugar, la observación sistemática de las regularidades de los fenómenos naturales.

En astronomía, estos dos momentos no tuvieron solución de simultaneidad, no ocurrieron en el mismo tiempo ni en el mismo lugar.

El pensar

Siete Siglos antes de Cristo, en las colonias griegas de Asia Menor y en las islas del Egeo, aparece una raza hermosa e inteligente que logro obtener la libertad intelectual necesaria para desafiar la arbitrariedad de los Dioses del Olimpo.

Esta gente, no estaba absorbida por la dominación de una rígida religión como los egipcios ni por la organización social de los asirios y persas, ni por la gran actividad industrial y comercial de los fenicios y cartagineses, eran griegos que habitaban las colonias de la costa oriental del Egeo, lejos de los caprichos de los dioses que “residían” en Atenas.

Sin embargo recibieron una profunda influencia de estos pueblos ya que residían en islas puertos, geográficamente equidistantes de todas estas civilizaciones. Practicaban un intenso intercambio comercial y social con todas ellas y supieron aprovechar la riqueza de la gran diversidad de sus culturas, que no les proporciono la verdad pero sí, la libertad necesaria para buscarla.



En la búsqueda de esa verdad que los obsesionaba, se dieron cuenta que era necesario cambiar el mito por el logos, la palabra en cuanto es pensada, razonada, meditada, reflexionada.

El poder de la razón, ese don que el Universo les otorgo a los mortales fue el arma más poderosa para derrotar a Zeus.

Así nacieron los primeros Filósofos naturales, su amor por el saber se transformo en el motor del conocimiento, el hombre comenzó a mirarse a sí mismo y a lo que le rodea, cambio la forma de ver la naturaleza y transformo el mundo para siempre.

Los filósofos naturales eran criaturas de fronteras que buscaban traspasar los límites del conocimiento. Con el propósito de entender el Universo crearon la filosofía cosmológica.

Decidieron iniciar un dialogo con cielo, ya que consideraban que era el vinculo más directo entre el hombre y el Universo, pero necesitaban hablar su mismo lenguaje, conocer su idioma. Entonces tuvieron una genialidad histórica que la ciencia le ha de agradecer por siempre.


Tomaron las matemáticas de los babilonios y de los egipcios, que las usaban para las desdeñables tareas de recaudar impuestos, mensurar terrenos inundados por el Nilo y ejercer el comercio, y la transformaron en axiomas universales, en abstracciones básicas para entender la estructura y el funcionamiento del Universo, 500 años antes de que Jesús naciera en Belén.

Una vez establecido este dialogo con las estrellas, basado en las matemáticas y la geometría, comenzaron una relación fecunda, más profunda, mas intima, más racional con el Universo que les permitió realizar grandes hazañas intelectuales que hoy me sorprenden y me conmueven.

Tales y la geometría
Con la ayuda de la geometría, Tales de Mileto midió las pirámides de Egipto, descubrió que existía una medida común entre la altura descomunal de la pirámide de Keops y la estatura del hombre, pero para ello, primero debió encontrar un aliado en el cielo que fuera de la talla de su adversario. Lo halló en el sol, en sus rayos de luz y en la languidez de las sombras que proyectan por igual sobre las cosas y las personas de la Tierra, Tales descubrió que el Sol no hace distingos entre los cosas de este mundo, y las trata a todas por igual.

Entonces Tales, sentenció: Las matemáticas son una astucia del espíritu.

Eratóstenes de Cirene midió el mundo. Con básicos conocimientos de matemática, la ayuda de un palito y mucha, pero mucha astucia, Eratostenes no solo calculó la circunferencia de la Tierra, sino que además, nos dejo la idea de que con mediciones corrientes podemos llegar a comprender el ámbito y dimensiones del Universo entero y demostró que detrás del movimiento de la bóveda celeste se encuentra un orden impersonal e inmutable, una arquitectura cósmica que se puede describir y explicar con la ayuda de la geometría.


A mediados del Siglo V a C. en tiempo de Pericles, la filosofía se muda a la península. Atenas florece y se abre al pensamiento de los grandes filósofos, transformándose en la capital del conocimiento del mundo occidental.

Los griegos subestimaban la importancia de la observación y de la experimentación, suponían que podían obtener un conocimiento del mundo externo por deducción y analogía a partir de principios generales.

Seducidos por el éxito de los axiomas en el desarrollo de sistemas geométricos, los griegos llegaron a considerarlos como verdades absolutas.

Para ellos, los principios inmutables de la naturaleza eran sustancias subyacentes o ingredientes esenciales, el origen de toda la materialidad, a lo que llamaron arjé.


Puesto que el tema central de la filosofía griega fue el poder de la razón, era de suponer que buscaran otro tipo de concepciones, en particular, concepciones que se prestaran más al razonamiento lógico y la demostración racional.

Por eso, junto con esta idea de los ingredientes básicos, se desarrollo también la idea de que los verdaderos principios de las cosas eran axiomas matemáticos, es decir proporciones de sustancias expresadas en formulas matemáticas.

El resultado más importante de esta pasión por la demostración racional fue que, además de la física teórica, los griegos inventaron el ideal clásico de las matemáticas abstractas.

Pitágoras fue el primer matemático puro y acuño el nombre de matemática como aquello que podía ser aprendido.
Por eso, si queremos estudiar la astronomía de una manera que haga uso adecuado del intelecto del alma, debemos proceder como lo hacemos en geometría – es decir trabajando en problemas matemáticos – y no perder el tiempo observando los cielos.

La República – Platón

Para Platón los astrónomos deben concentrarse en problemas teóricos e ignorar la practicidad de sus temas de estudio como la navegación y el calendario. Subestima el papel de la observación porque amaba el saber por el saber mismo, Platón era un filósofo puro.

El observar

Pero la ciencia es una construcción de base empírica que solo acepta todo aquello que la observación y la experimentación confirma y por ello necesita gente con menos ideas y con más necesidades, gente que observe y registre regular y metodológicamente durante mucho tiempo.
Los Anunnaki abrieron sus bocas y gritaron a Marduk, su Señor:
Ahora ¡oh Señor¡ que nos has liberado de fatigas,…construiremos un altar…
Cuando Marduk oyó esto su rostro resplandeció con el brillo del día y dijo:
“Entonces que sea Babilonia, que vosotros habéis deseado construir;

Que se construya una ciudad y se erija un altar bien amurallado…


Extractado del gran poema o himno cosmológico conocido como Enuma Elish que se ha logrado reconstruir por arqueólogos en el Siglo XIX donde se lee que los Dioses construyen la ciudad de Babilonia para que habite el hombre.

Uno de los primeros hitos que dieron origen a la Astronomía fue el hecho de que el hombre dejara de ser nómade y se asentara en una región.

Mucho Siglos antes de que los griegos se pusieran a pensar, en un momento dado de su evolución, el hombre decidió dejar de perseguir a los animales y recolectar frutos para asentarse en la Mesopotamia, en la medialuna de las tierra fértil entre los ríos Éufrates y Tigris.

En el momento que el hombre decidió producir sus propios alimentos, se vio en la necesidad de elevar su mirada al cielo para consultar ese asidero de regularidad y orden que le proporcionaba la medida del tiempo y le indicaba cuando sembrar y cuando cosechar sus cultivos.

Los babilonios nunca fueron filósofos, el saber jamás fue para ellos un objetivo en sí mismo, solo lo usaban como medio para satisfacer sus necesidades.

Eran eminentemente prácticos, les interesaba la predicción astronómica para la adivinación y la confección de un calendario uniforme que simplificara las relaciones comerciales, civiles y religiosas entre las ciudades del vasto imperio.

 Mapa del cielo babilónico.
Así nace la astronomía en Babilonia, que lógicamente, estaba unida a la tradición mitológica, los astros eran considerados dioses.

Los astrónomos eran sacerdotes totalmente ligados al poder político

Las observaciones eran un acto de religiosidad, de reverencia a las divinidades que habitaban el cielo, por esta razón se explica el cuidado y la rigurosa metodología con que mantuvieron sus registros

La preservacion de los registros astronómicos era casi un deber sagrado. La cultura asiria hacia que la especulación racional tan desarrollada en Grecia por los filosofos naturales, fuera imposible en Babilonia.

Estudiaron el camino que la Luna describe en el cielo y detallaron su movimiento cíclico con el objeto de predecir los temibles eclipses, esos acontecimientos que tenían el poder de hacer desaparecer la Luna, y que, según sus creencias, podrían hace desaparecer junto con ella, a todo su imperio. He aquí la importancia práctica de saber predecir con total exactitud estos acontecimientos astronómicos.


Lo notable de todo esto, es que los babilonios no tenían ninguna idea sobre porque sucedían estos acontecimientos, en realidad no les interesaba el por qué, para sus objetivos solo necesitaban predecir el momento en el que ocurriría el fenómeno.

También registraron metodológicamente las fechas y la duración de los terremotos, plagas de langostas y otros desastres naturales a fin de determinar si existían en estos acontecimientos algún ciclo repetidor o alguna analogía como se observaba en el cielo con las regularidades de los sucesos astronómicos para que los adivinadores pudieran predecirlos, del mismo modo que lo habían aprendido a predecir con los eclipses lunares.

Caminos en el cielo

Pero uno de sus más sorprendentes logros fue, la invención de Zodíaco

Durante muchos años y con absoluta regularidad, observaron el camino que el Sol, la Luna y los planetas, recorrían en el firmamento, sobre el fondo de las “estrella fija”.


Dividieron ese camino en 12 partes iguales de una extencion de 30º cada una, llamándola constelaciones.

Cada constelación es un signo o casa habitada por animales con características propias y poder de influir sobre las personas, sus bienes y sus vidas.

Esa influencia está determinada por la posición que el Sol, la Luna y los planetas ocupan en un determinado momento en su camino alrededor de las constelaciones, erróneamente consideradas “estrellas fijas”, de tal forma que si una persona nace cuando el Sol “pasa” por Aries tendrá su vida signada por las características típicas que genera ese acontecimiento astronómico.

Pensar y Observar

Otro gran hito que transformó la astronomía se debe a las conquistas de un gran guerrero griego, hijo de Filipo de Macedonia y educado por un griego muy erudito, un filósofo de Atenas llamado Aristóteles.

El estudio sistemático del cielo realizado durante muchísimos años por los babilonios paso a formar parte del saber griego tras la conquista de Babilonia por parte de Alejandro Magno en el año 231 a C.

Este hecho constituyo un giro muy importante en las especulaciones de los filósofos griegos ya que los incentivo al ejercicio de la observación astronómica.

Este método de conocimiento, influyo decididamente en Hiparco y Ptolomeo

Hiparco fue el gran astrónomo observacional de la época helenística, en el año 134 a C., descubrió una súper nova, hecho que lo motivo a confeccionar el primer catalogo estelas de que se tiene registro en el que se recogió las posiciones y magnitudes de 850 estrellas, diferenciándolas por su brillo en seis categorías o magnitudes (clasificación que aún hoy se utiliza). Probablemente este trabajo fue utilizado por Ptolomeo como base para su propio catalogo celeste.

Detalle del Almagesto de Ptolomeo, en su traducción al latín, en 1451.
Sin embargo, su mayor conquista fue medir la distancia angular entre las estrellas, sin ningún instrumento óptico, solo con dos varillas de madera graduadas, cruzadas y elevadas al cielo, a las que llamo balestrilla.

Esta fue otra hazaña inimaginable, con la que Hiparco determinó el movimiento de nutación de la tierra, en una época en que, la creencia generalizada era que la tierra estaba inmóvil en el centro del universo.

El hallazgo de Hiparco

Hiparco descubrió el fenómeno conocido como precesión de los equinoccios, que hace variar las coordenadas celestes de las estrellas a lo largo de grandes períodos de tiempo y se debe al desplazamiento de los puntos de intercepción entre el plano de la órbita terrestre y el plano del ecuador de la tierra. Literalmente Hiparco demostró que vivimos sobre un trompo ya que el eje terrestre no se encuentra fijo sino que oscila formando un círculo.

Los puntos equinoccial y solsticial se mueven lentamente, de Este a Oeste, entre las estrellas fijas (las constelaciones) a la velocidad de 1 grado en poco menos de 72 años, tardan 2155 años en recorrer 30 grados y unos 25860 años en completar todo el circuito de 360 grados de la eclíptica.

Como las doce constelaciones zodiacales ocupan todo este circuito, el promedio de su extensión es, por consiguiente 30 grados. Pero como señalo Hiparco hace más 2.000 años, ninguna de ella tiene exactamente esta extensión, siendo que algunas ocupan mucho más y otras mucho menos, de 30 grados que los babilonios asignara a cada signo. Por cuando se nos dice que el punto equinoccial estaba en un determinado signo en una fecha dada no se trata de una verdad astronómica sino de una serie de suposiciones que en su mayor parte es muy difícil de comprobar.

Hiparco.
Según este hallazgo de Hiparco, se puede afirmar que, la persona que supone pertenecer al signo de Aries, hoy realmente le corresponde el de Piscis, ya que han pasado más de 2155 años en que los babilonios habían observado el Sol en esa constelación, esa persona debe esperar aproximadamente unos 22.700 años para volver a pertenecer a Aries, momento en el cual el eje terrestre vuelva a ocupar la posición inicial en la cual los astrónomos babilonios efectuaron sus observaciones.

Con el descubrimiento del desplazamiento en las coordenadas celestes producido por el cambio angular del eje terrestre, Hiparco derrumbo totalmente la idea de los babilonios sobre la forma en que el cielo ejercía su poder e influencia sobre nosotros, es decir modifico la relación de nosotros con el universo.

De cómo el observar modifica el pensar y de cómo el pensar modifica el observar

Hiparco Observando una supernova, modifico el pensamiento griego acerca de la inmutabilidad de los cielos.

Del mismo modo, al pensar el movimiento de nutación, echó por tierra el significado de las observaciones de los antiguos caldeos sobre los caminos que el Sol, la Luna y los planetas, recorrían en el cielo y con esto, también provoco el estupor de gente que se ve indefensa ante la posibilidad de que su identidad zodiacal sea removida e intercambiada por otra. Como que el cielo les negara la previsibilidad de su destino.

El telescopio Hiparco, antes de ser puesto en órbita. Midió la posición con altísima precisión de cuentos de miles de estrellas.
El pensar y el observar, hace que la ciencia sea una colección de verdades transitorias, ya que a lo largo de los siglos va elaborando y cambiando el conocimiento acerca de la naturaleza y reelaborando la relación que existe entre nosotros y el Universo.

La ciencia está constantemente en crisis, sin embargo, el motivo de esa crisis no se encuentra en la transitoriedad sus las verdades, sino en la relación que esas verdades crea entre nosotros y el Universo.
Desde los tiempos del dualismo de Descartes hasta la posterior filosofía materialista, la conciencia no fue un tema de interés para la corriente dominante en la ciencia ortodoxa. El verdadero interés por ella surgió hace muy poco tiempo. No obstante en 1927, cuando la teoría de la mecánica cuántica ya se había formulado sólidamente, comenzaba a resultar evidente que no se podía continuar dejando de lado la conciencia, dado que ella parecía poseer alguna de las piezas fundamentales del rompecabezas que los físicos y los cosmólogos están tratando de armar.
Newton concibió el universo físico como una maquina determinista que marchaba en forma inexorable hacia el destino que Dios le deparaba. El universo simplemente estaba ahí; era absoluto, y el hombre era solo el observador pasivo que necesitaba descubrir las leyes físicas para entender el universo por completo y de esa manera seguir los mandamientos de Dios con mayor precisión. En ese sistema, la iluminación solo significaba creer en Dios y conocer a fondo como funcionaba su creación: el universo físico

Edgard Mitchell (Apolo XIV) (1)

Hoy la ciencia nos está devolviendo protagonismo, se está planteando que el observar y el pensar, no son tan inocuo como se suponía, quizás, ambos, el pensar y el observar, influye sobre lo observado.


La lucha de los griegos para adaptar sus opiniones al pasar del dominio del mito al uso de la razón, no fue distinta de las dificultades que tuvieron los pensadores que debieron afrontar el cambio de la realidad clásica aristotélica a la física newtoniana, también fue, y está siendo muy traumático el cambio de la realidad newtoniana (y su complementación relativista) a la física cuántica, pero este paso en el comprender universal, tiene un agregado fundamental.

El componente que hace distinto este dilema, es que la física cuántica toma al hombre como parte del problema, el hombre está aprendiendo a utilizar su conciencia como medio para construir su propia realidad y esa realidad modifica la relación entre nosotros y el universo. Se produce una interacción reciproca y fértil, en la cual, el universo desarrolla la conciencia humana para pensarse y el hombre, al descubrir los misterios del universo se encuentra a sí mismo.

El observador y la conciencia
El peor error de la física clásica tradicional fue situar al espacio–tiempo en la posición de un marco inerte, del mismo modo el aspecto más profundo de la relatividad es el haberlo incluido en pie de igualdad con los otros elementos del problema, En la visión sintética de Einstein, la geometría, y con ella el espacio-tiempo, pasan a ser una parte de la física. Lo mismo puede estar pasando ahora con el supuesto papel neutral de la observación en la construcción del marco teórico y, por eso, probablemente más certero que construir un esquema del Universo tal como lo observamos, sería hacerlo en un mundo que, en pie de igualdad, incluya también al observador mismo como parte integrante del problema, o sea que el universo a secas venga sustituido por nosotros y el universo.
Alfredo Tiemblo

Siento un profundo respeto y admiración por la obra de Alfredo Tiemblo Ramos (2) pero me atrevo a disentir respecto del supuesto error al que se refiere. No creo que haya sido un error de Newton el poner al espacio y al tiempo al margen del problema y al hombre como observador inocuo, así como tampoco fue un error de los asirios las conclusiones que sacaron de sus observaciones sobre los caminos que el Sol, la Luna y los planetas recorrían en el cielo; ni fue un error de los griegos sus especulaciones sobre la inmutabilidad de los cielos; simplemente en el momento consensual y evolutivo de esos hombres, en aquellos tiempos; ese observar y ese pensar construían la relación que hombre debía tener con el universo, de todas maneras, el tiempo, que solo es un gran alquimista, convierte los errores en causas y las causas en relaciones y en formas, las formas en que el hombre crea su propia realidad.
Por cuanto sabemos, los elementos ligeros, hidrógeno y helio, vienen a representar casi la totalidad de la materia existente. Sobre la base de esa fracción restante, constituida por núcleos más pesados, se constituye la vida y, con ella, la razón humana, y he aquí que, a través de esa misma razón, el propio universo llega a preguntarse sobre sí mismo.
Alfredo Tiemblo
Todavía no se sabe con certeza como se origino la vida en este planeta, pero se sospecha que somos polvo de estrellas, estamos hechos de los elementos formados en los hornos termonucleares de estrellas de generaciones muy anteriores a nuestro sol y esos elementos formaron nuestra vida y con ella nuestra conciencia, la conciencia con la cual el Universo trata de pensar y de observarse a sí mismo,


Esta relación, ya del universo con nosotros, más que de nosotros con Él, aun no se puede comprobar científicamente, es decir no está demostrada en forma experimental, pero no por eso se debe considerar sobrenatural o mágica o esotérica, todo lo contrario es bien natural, pertenece a la naturaleza como nuestra propia vida y nuestra propia conciencia en la que debemos confiar. Quizás por esa razón, también deberíamos confiar en el Universo.

Estamos asistiendo a una profunda crisis de la ciencia y lo peor que podemos hacer es cerrar nuestras mentes y negar los cambios que el pensar y el observar están generando en nuestra relación con el universo y por ende, con nosotros mismos.

Con todo, soy extremadamente optimista ya que considero esta crisis de la ciencia como una crisis de madurez, consecuencia de la evolución de la conciencia humana que se obsesiona en pensar y observar estos cambios dentro de las mismas entrañas de la ciencia, pero con un espirito en libertad, como lo hicieron siete siglos antes de Cristo, aquellos griegos de la costa oriental del Egeo.

Notas:

(1) Edgar Mitchell, Graduado en el MIT como doctor en aeronáutica y astronáutica, es fundador del Instituto de Ciencias Noeticas. En su condición de astronauta formo parte de las misiones Apolo 10 y Apolo 16, y fue el piloto del modulo lunar en la Apolo 14. Dedico luego veinte años al estudio de la conciencia humana y de los fenómenos paranormales, en busca de un terreno común entre la ciencia y el espíritu.

(2) Alfredo Tiemblo Ramos, Profesor de investigación del CSIC, ha sido primer Director de los Institutos de Estructura de la Materia y Matemáticas y Física Fundamental del CSIC, Fue Presidente de la Real Sociedad Española de Física, de la que ha recibido el Premio de Física y la Medalla de Oro

(3) El otro autor que cito, Platón, no necesita más aclaración que su propio nombre.

2 comentarios:

  1. Excelente! Da gusto encontrarse con publicaciones de tan buen nivel en este interesante e imprescindible blog de astronomía.
    Cristian.

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