Por Alberto Delfino
Partimos desde Salta tomando la Ruta 9 en busca de Humahuaca, “Cabeza que llora” para los Omaguacas; la llamaban así, por ser el sepulcro o lugar donde enterraban a sus líderes o cabecillas.
La línea roja marca el trópico de Capricornio. |
No es mi intención incurrir en términos técnicos sobre la visita al Trópico de Capricornio sino más bien, me interesa señalar mis sensaciones y mis vivencias sobre el paso del tiempo en aquellas latitudes y en las zonas altas cercanas al trópico.
Es difícil, para mí, relatar algo tan subjetivo y, porque no decirlo, también tan íntimo como las vivencias y las emociones que me produjo la visita a una naturaleza prodigiosa y fecunda, a la madre tierra, a la Pachamama vital y creadora, donde la vida derrocha energía en colores y aromas tan poderosos como sensibles.
He estado en la línea del Trópico de Capricornio, donde el 21 de Diciembre el invasor inca, que adoraba el Sol, festejaba el triunfo de la luz sobre las sombras.
Ubicación del reloj solar y el monolito que señalan el trópico de Capricornio en Huacalera, Jujuy |
En los valles, en los cerros, en las quebradas, en las selvas tropicales y subtropicales, en los altiplanos desérticos, su vegetación su fauna y su gente conforman un conjunto homogéneo, donde el tiempo y el silencio influyen decididamente sobre la multiplicidad de la vida en una naturaleza que deslumbra y enamora.
El autor junto al monolito que marca el Trópico de Capricornio, y fondo se ve el gnomon del reloj solar. |
El cielo, enamorado de la belleza de la madre tierra, fija la medida del tiempo, hace que fluya mucho más lento, y ahí, en las altura, donde se juntan las nubes con las cumbres de los cerros, el tiempo se apuna, se adormece y la vida florece lentamente, muy lentamente, con una belleza elemental e inefable.
Los días no se diferencian, es lo mismo que sea lunes o domingo, el letargo del tiempo no permite que exista la semana, los días son solo momentos entre oscuridades y alboradas, entre silencios eternos y susurros de sopor y modorra. El tiempo se mide en años, en siglos, en milenios. El Tin Tin, un arenal milenario, es solo un letargo desproporcionado y vital.
El gnomon en detalle. |
Al mirlo le gusta comer el fruto del cardón y luego por obra de su metabolismo “deposita” sus semillas, contenidas en él, en los pastizales lejanos para que cumplan con su misión de nodriza involuntaria, la naturaleza ya se encargara de engendrar, en ese lugar protegido de la seca y de los animales, la vida de un nuevo ser. El tiempo lento y el silencio persistente hacen la magia y en ocho o diez años este “nuevo” cardón, alcanzará un tamaño de solo cinco centímetros, a los cincuenta años será adulto y crecerá dos centímetros por año hasta alcanzar los quince metros de altura después de cuatrocientos o quinientos años.
Recta del Tin Tin, Parque Nacional los Cardones. |
Payogasta, (pueblo blanquecino o pueblo de hombres viejos en idioma nativo) es un puñado de casas de adobe crudo perdido en el Tin Tin, más alto que las nubes y más lejos de lo que nuestra imaginación intuye, se jacta de que sus habitantes longevos, viven más allá de los cien años.
A poco transitar la Ruta 40, luego de una pronunciada curva invadida por un badén con las aguas de un río nacido bien arriba, donde reina majestuoso El Nevado, de repente aparece Cachi, o “Piedra del silencio” según el lenguaje diaguita.
Un gran cartel en la única entrada del pueblo nos alerta a no despertar al tiempo:
CACHI
2280 mts s/n/m
Turista:
Este pequeño Rincón del Valle Calchaquí te da la Bienvenida deseándote una feliz estadía.
Si el destino guió tus pasos hacia este pueblo, aprovechamos para invitarte cordialmente a descubrir la poesía escondida en sus viejas casas y calles, donde el tiempo está dormido.
Por favor, procure no despertarlo.
Municipalidad de Cachi
Desde el avión que nos traía de regreso a Buenos Aires, miraba la sombra que las nubes dibujaban sobre la tierra y pensaba que el 21 de diciembre de cada año en el Trópico de Capricornio, Los Incas observaban como se detenía el tiempo y nada generaba sombra sobre el piso.
Con una gran congoja, que me humedecía los ojos, comprendí que me atraparía pronto la rutina de la ciudad y con ella, esa terca necedad de despertar al tiempo para vivir más rápido, para morir más pronto.
Estimado Alberto, sin desmerecer la emotiva y profunda reflexión que conlleva la lectura de su muy interesante contribución a este querido blog astronómico y agradeciéndole el hecho que me ha instigado a investigar sobre dicho trópico (desconocía que pasara por nuestro país) me atrevo a acotar lo siguiente:
ResponderEliminarlos trópicos se desplazan periódicamente hacia el norte y hacia el sur, en ciclos de alrededor de 41,000 años, es decir que la latitud de las mismas es variable y que su posición sobre la superficie terrestre cambia constantemente a velocidad también variable.
Aproximadamente el desplazamiento actual es de 14.4mts/año (4cm/día) de los trópicos hacia el ecuador y de los círculos polares hacia su respectivo polo.
El paralelo S23°26.867 dónde está el Reloj de Sol en la localidad jujeña de Huacalera, en realidad indica por donde pasó el trópico en el año 1940, año en que se inauguró el monumento. El trópico hoy día pasa a mas de un kilómetro al norte (s23°26.144´ es decir: s23º 26´ 16"), cerca del hotel "Huacalera"(antiguamente Finca Monterrey).
Por otro lado, sabemos que los trópicos se llaman así porque en la antigüedad cuando se producía el solsticio de diciembre en el hemisferio Sur, el sol estaba en la constelación de Capricornio y durante el solsticio de junio en el hemisferio Norte, el sol estaba en la constelación de Cáncer. Ahora en verdad en el sur está en la
de Sagitario y en el norte en la constelación de Géminis, muy cerca del borde con la de Tauro.
Una prueba más de que en nuestro universo, y sobre todo tratándose de movimientos celestes, nada es estático e inalterable.
Por tanto hoy "nuestro" trópico debería llamarse Trópico de Sagitario.
Lo saluda atte: Cristian