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martes, 25 de mayo de 2021

¿Cuándo se hicieron las primeras constelaciones? Las Pléyades y Tauro

¿Desde cuándo hay constelaciones? ¿Cuándo la humanidad sintió la necesidad de hacer “dibujos” en el cielo?


En general cuando uno habla de estos temas, cree que las constelaciones son antiguas, digamos, 4 o 5 mil años AP (antes del presente).

Sin embargo, hay pruebas de que nuestro interés en dejar testimonio de las cosas de cielo, son mucho más antiguos.

La Arqueoastronomía confirmó que el hombre paleolítico pudo seguir los patrones prominentes de las estrellas. En las épocas paleolíticas, que transcurrieron desde el 33.000 hasta el 10.000 AP, las culturas antiguas pudieron desarrollar calendarios, como lo demuestran las marcas en huesos y piedras transportables y pinturas en las paredes de las cuevas [1].

La pinturas de Lascaux.

M.A. Rappenglück demostró que el hombre también reconoció, entre otros, a las Pléyades, como lo muestran las pinturas de la cueva de Lascaux (Francia). Las constelaciones fueron utilizadas por los cazadores-recolectores para orientarse en el espacio y para calcular el tiempo. Por supuesto, los patrones de estrellas en el cielo asumieron un papel importante en la vida espiritual.

Rappenglück muestra un panel en la cueva de La-Tête-du-Lion (Francia) con Aldebarán en el Toro y las Pléyades. Esta imagen (alrededor de 21.000 años AP) tiene una notable similitud con la representación en la cueva de Lascaux. Una hembra bovina, probablemente un uro (Bos primigenius) está representada en color ocre rojo. Tres grupos de puntos están relacionados con este animal. Uno es un grupo de siete puntos, situados sobre el cuerpo, se estima que son las Pléyades.

Un Uro (Bos primigenius)

El ojo del bovino marca Aldebarán (el nombre significa "el que sigue" en árabe, ya que la estrella sigue a las Pléyades en su movimiento aparente) y el grupo de puntos en la cara del animal está relacionado con el grupo de Híades.

La imagen de la vaca en la cueva de La-Tête-du-Lion tiene un punto prominente, que marca Aldebarán y siete puntos que representan las Pléyades. Para probar la hipótesis, el autor compara esta imagen con representaciones de las Pléyades debido a diferentes culturas antiguas (china y navajo).

Para chinos y navajos

Las Pléyades, dependiendo de las épocas y la posición de la luna, permitían determinar los puntos de partida de los años lunares y solares, y la posibilidad de hacer subdivisiones en intervalos de tiempo más cortos. Esto llevó a fraccionar la eclíptica en "casas".

Alrededor del 2.300 a. C., las Pléyades fueron el punto de partida de una "casa", correspondiente al equinoccio de primavera, para los antiguos chinos e indios. La segunda "casa" del zodíaco lunar indio se refiere a una vaca roja, Aldebarán: puede ser una reminiscencia de la constelación paleolítica de los "uros".

La pintura de la La-Tête-du-Lion. Es notable el parecido a la anterior de Lascaux.

Los antiguos chinos, aproximadamente en la misma época, comenzaron a celebrar la luna llena pasando las Pléyades, en el equinoccio de otoño.

Esta tradición es una excelente ilustración de ritos similares, que podemos imaginar cómo realizados por los cazadores-recolectores en el Paleolítico, vinculados a los ciclos de vida de los uros.

Para apoyar esta idea, Rappenglück mencionó las tradiciones de algunos nativos de América del Norte, que conectaron el año sideral de las Pléyades con los ciclos de vida de los bisontes. Para reforzar la idea de Rappenglück, podemos agregar el hecho de que los pueblos turcos y mongoles relacionaron el comienzo de las estaciones con la aparición y desaparición de las Pléyades en el horizonte, dedicando una serie de rituales a tales eventos.

Como ganaderos nómadas, los kazajos coordinaron sus actividades, que consistían principalmente en la cría de ganado y la caza, con las estaciones del año. Urker (las Pléyades) tiene una posición predominante de entre otros cuerpos celestes en su calendario.


  [1]  M.A. Rappenglück, (1999) Earth, Moon, and Planets, Volumes 85-86, pp. 391-404(14).

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