El proceso de migración planetaria ocurre debido a la interacción gravitacional entre los planetas y el material presente en el disco protoplanetario que rodea a una joven estrella.
Cuando se forman los planetas, aún están embebidos en este disco de gas y polvo que se creó a partir de la nube de material a partir de la cual se originó la estrella y su sistema planetario.
A medida que los planetas gigantes (como
Júpiter y Saturno) se forman, su masa y gravedad comienzan a afectar el entorno
circundante. Estos planetas interactúan con el gas y el polvo del disco
protoplanetario a través de fuerzas de marea y transferencia de “momento
angular”. Estas interacciones generan una especie de "empuje" en los
planetas, causando cambios en sus órbitas.
Dos tipos principales de migración
planetaria son la migración hacia adentro (inward migration) y la migración
hacia afuera (outward migration). En la migración hacia adentro, los planetas
gigantes migran hacia posiciones más cercanas a la estrella central. Este
proceso puede ser causado por la interacción del planeta con el disco
protoplanetario, que actúa como un freno y hace que el planeta pierda momento
angular.
Por otro lado, la migración hacia afuera
ocurre cuando los planetas gigantes se alejan de la estrella central. Este tipo
de migración puede ocurrir debido a interacciones con otros planetas, o incluso
debido a la interacción con la estrella misma si esta atraviesa alguna fase de
expansión en su evolución.
Es importante destacar que la migración planetaria no es un proceso rápido, sino que ocurre a lo largo de millones de años, y puede detenerse o invertirse dependiendo de las circunstancias específicas de cada sistema planetario.
En nuestro sistema solar a veces este proceso se lo llama Grand Tack o Gran viraje.
La migración inclusive es la que produjo en
nuestro sistema solar el bombardeo tardío pesado.
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