Por Mariela David
Con frecuencia oímos a aficionados de la astronomía que aman observar, quejarse de la contaminación lumínica, y es que las ciudades crecen y crecen.
La pantalla LED mostrando el cielo azul en la Plaza de Tiananmen, en niveles peligrosos de contaminación del aire, el 23 de enero de 2014, en Pekín, China. (Feng Li / Getty Images) |
Pero no solo se debe a un problema de crecimiento demográfico sino también a la mala posición de las luminarias, lo cual genera ese tono anaranjado que vemos en el cielo nocturno, entre otras cuestiones que perjudican la visibilidad.
Desde grandes ciudades es imposible poder observar el recorrido blancuzco de la Vía Láctea en el cielo y la cantidad de objetos visibles a simple vista se reduce drásticamente en comparación con un cielo de campo. Por eso los aficionados que viven que ciudades muy iluminadas viajan en busca de un cielo oscuro, alejándose muchos kilómetros para poder observar o tomar fotografías.
Pero lo insólito es que a causa de la contaminación generada por el hombre, ni de día puede verse al Sol, y es el caso de China, debido a procesos industriales, el smog no permite ver el amanecer ni el cielo azul, razón por la cual han utilizado varias pantallas gigantes en la Plaza de Tiananmen, para que los ciudadanos puedan observarlo.
Las pantallas en realidad fueron instaladas en 2009 para conmemorar el 60 aniversario de la China comunista, y se utilizan normalmente para mostrar destinos turísticos y transmitir otros mensajes patrocinados por el gobierno.
La pantalla muestra la salida del Sol en la Plaza de Tiananmen, envuelta en contaminación, el 16 de enero de 2014 en Pekín, China. (Getty Images) |
No queremos imaginar lo que debe ser el cielo nocturno desde allí, igualmente es un tema muy serio desde el punto de vista de la salud ya que la contaminación del aire puede generar muchas enfermedades, problemas cardíacos o cáncer.
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