domingo, 22 de septiembre de 2019

Con los ojos en el cielo

Por Mariela David
Explorando el universo a simple vista

En la ciudad podemos observar a simple vista (además de las estrellas y la Luna), algunos planetas y un par de nebulosas. Pero si nos encontramos en un cielo oscuro, lejos de la contaminación lumínica, veremos una franja blancuzca que atraviesa el cielo y algunos objetos difusos parecidos a pequeñas nubes.
La parte principal de la Vía Láctea, hacia Sagitario. Foto: Claudio Martinez
Vamos a centrarnos en algunos de los objetos más llamativos que podemos observar a simple vista.

Comencemos por esa franja que mencionábamos, llamada la Vía Láctea. Nosotros estamos ubicados en uno de los brazos de nuestra galaxia, por eso, al observar hacia esa franja, estamos viendo su perfil. Si queremos ver hacia su centro tenemos que buscar la constelación de Sagitario.

Si miramos el camino de la Vía Láctea y nos topamos con la Cruz del Sur, junto a ella aparece ahora un manchón negro llamado “Bolsa de Carbón”. Se trata de una nebulosa de absorción, porque no está rodeada de estrellas cercanas y calientes como para que la nebulosa pueda reflejar su brillo. Las visualizamos únicamente gracias al contraste con el fondo estelar poblado.

Cerca se ven Alfa y Beta Centauri (conocidas como los punteros porque señalan hacia la Cruz) y el gran cumulo globular Omega Centauri.



Los cúmulos se dividen en abiertos (también conocidos como estelares) y los Globulares

Los cúmulos estelares aparecen por todo el cielo, se ven como manchas grisáceas y difusas. Son agrupaciones de estrellas y poseen diversas estructuras. Los menos ricos en estrellas y menos concentrados se conocen como cúmulos abiertos. Tienen formas irregulares y están integrados por estrellas jóvenes y de mediana edad. Se ubican visualmente en torno a los brazos de nuestra galaxia. Algunos son muy concentrados, mientras que otros se separan fácilmente a simple vista, como las Híades o las Pléyades.

Otro tipo de estructuras interesantes para la observación son los cúmulos globulares, formados en este caso por estrellas viejas. Tienen forma más bien esférica, siendo enjambres mucho más numerosos. Mientras que los cúmulos abiertos cuentan con decenas, cientos o unos pocos miles de estrellas, los cúmulos globulares están conformados por decenas, cientos de miles o en algunos casos de millones. Se caracterizan por tener una gran condensación central, donde generalmente es imposible distinguir estrellas individuales.

Los cúmulos globulares orbitan alrededor del núcleo de nuestra galaxia. Son sistemas dinámicamente muy estables y carecen de materia interestelar. Algunos pueden ser más dispersos y escasos en número de estrellas como M4, mientras que otros pueden ser más ricos y compactos como NGC 2808. Su distribución ha permitido saber donde esta el centro de la Vía Láctea.

Mas lejos aun


Más allá de nuestra Vía Láctea se distinguen sólo tres objetos a simple vista y nos referimos a tres galaxias.

El nombre de nuestra galaxia, la Vía Láctea, proviene del término griego que significa “lechoso” porque se ve brumosa. Una galaxia es una formación separada de estrellas (entre miles de millones y un trillón), polvo y gases. Son las estructuras individuales más grandes y prominentes del Universo.

Si miramos hacia la Cruz del Sur, y seguimos el camino de la Vía Láctea, aparecen dos manchones, uno más grande que el otro, que parecen nubes quietas en el firmamento. En realidad se trata de dos galaxias enanas del tipo irregulares, que contienen estrellas y nubes oscuras de materia interestelar agrupadas de un modo aparentemente desordenado. Se las conoce como Gran Nube de Magallanes (a 160.000 años luz de distancia) y Pequeña Nube de Magallanes (a 200.000 años luz de distancia) y son galaxias enanas que interactúan gravitatoriamente con la Vía Láctea. Son vecinas o satélites nuestros.

Las Nubes de Magallanes. La Mayor en la mitad de la imagen, y la menor, a la derecha arriba. Tomada desde Villa Unión - La Rioja.
Más lejos aún que las Nubes de Magallanes, es posible observar a Andrómeda. Es una galaxia espiral gigante y se encuentra a 2,3 millones de años luz de distancia, lo que la convierte en el objeto más alejado que podamos ver a simple vista. Es una galaxia mejor observable desde cielos del hemisferio norte. Para observarla desde nuestras latitudes, en invierno, debemos buscarla hacia el norte bien adentrada la madrugada; o podemos esperar más adelante, al mes de noviembre, cuando toma buena altura (siempre hacia el norte) mucho más temprano, luego del anochecer.

Puedes ver un mapa de la zona cercana al polo sur celeste, que te ayudará a encontrar varios objetos aquí descritos.

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